[Cerebro
de Theb]
- ¿Dónde se
ha metido, tú la ves? - me grita histérica White, miro para todas las direcciones,
pero solo hay henos, esto es el fin, no podemos seguir sin ella. -pásame esos
libros- lo hago y al momento me arrepiento, los está prendiendo fuego y tirándolos
por la ventanilla, aunque hace efecto. Tenemos que largarnos de aquí, no
podemos bajarnos a buscarla, sería un suicidio, tampoco es que yo decida, White
ya ha acelerado, y avanza sin mirar atrás, a mí solo se me ocurre seguir
dejando los libros por el camino.
Ahora estoy en el asiento de delante,
llevamos unos diez minutos en silencio, y me he quedado sin libros. White está
aún más cabreada que antes, llegamos a unas grandes puertas de hierro, se baja
con el coche en marcha y las abre fácilmente, no me había fijado en el juego de
llaves que tenía en la mano. Por dentro hay una gran casa de madera antigua,
que ocupa casi todo el terreno que no está inundado por la maleza, aunque hay
enredaderas ya en el tejado, y los árboles son tan grandes que ocultan la casa
desde fuera. Sigo a White dentro de la casa, y es tal como te pues imaginar una
casa de campo antigua, mires donde mires, madera.
La sigo por una puerta, que debe ser la
del sótano, ya que bajamos tanto, que no se ve el final. Hay otra puerta, y una
habitación grande de piedra, me fascinan las cosas así, pero cuando entro lo
hace aún más el hecho de que toda la pared este llena de armas; desde ballestas
y cuchillos, hasta granadas y armas que solo ves en el ejército. Ahora sí que
empiezo a preocuparme de verdad, no sé quién será esta chica, o peor quien será
su familia y si volverá.
-Voy a volver a buscarla, no hace falta
que me acompañes, pero me gustaría que me dejaras alguna de esas armas- le
digo, y aunque apenas me mira, sé que le da igual lo que haga, ella también está
cargando armas en las mochilas y cinturones tácticos.
Ambos giramos al mismo tiempo en
dirección a la puerta, cuando un sonoro golpe se escucha a fuera, no puedo
creer que hayan llegado tan lejos los henos persiguiéndonos, pero por lo menos
ahora podemos defendernos, echamos a correr escaleras arriba, un grupo se ha
enganchado a la valla y parece que la tiren en cualquier momento. White no se
lo piensa mucho y empieza a disparar con una escopeta, lo que pienso que va a
atraer más henos. Yo he cogido una de las ballestas.
Pronto se acaba la pelea si se la puede
llamar así, quedan pocas horas de día y hay que buscar a Aliena, si no ha
muerto ya.
[Cerebro
de Elena]
Diario de Elena, matare a esos dos si los
encuentro, está anocheciendo y estoy sola y sin comida en mitad de un bosque,
en el que probablemente muera. Si eso pondré en mi diario, si lo vuelvo a
recuperar. Escucho los gruñidos a lo lejos, quiero pensar que solo son lobos,
que tampoco ayudaría mucho, pero algo más me tranquiliza.
Estoy cansada ya de correr, en cualquier
momento me doy por vencida, y dejo que me atrapen. No se cuánto llevare
huyendo, me duelen las piernas, el estómago me gruñe como si quisiera salir de
dentro de mí, una desesperación ocupa parte de mi cabeza a punto de llorar. Me
han agarrado dos veces, y he tenido mucha suerte al poder deshacerme de ellos a
base de patadas, pero creo que cada vez son más, y me están alcanzando, ellos
no se cansan, no pueden morir de agotamiento.
El cielo esta negro totalmente, estoy en
pánico, siento sus manos frías y el hedor rozándome, ya no se ni hacía donde corro,
no puedo con mis piernas. Acabo de tropezar, y ruedo ladera abajo, estoy tan
cansada que apenas me duele, un calor recorre mi cabeza, los ojos se me
cierran, me dejo llevar.
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