Domingo, 22 de Junio 2014
No he dormido en toda la noche, he dado vueltas a tientas, recordando cada elemento de la habitación por si lo necesitara, la chimenea por fin esta apagada después de tantos días y hace frío. Las puertas están cerradas, y los abujeros bien sellados. He preparado mis armas, espero que funcionen. Estoy muy nerviosa, y al mismo tiempo aterrada, pero no puedo quedarme paralizada, no me lo puedo permitir. Vuelvo a repasar, la mesa esta en su sitio, casualmente todas las patas están en perfectas condiciones, para empujarla y tirarsela encima, un puñado de ceniza en mi bolsillo, y un ladrillo suelto de dentro de la chimenea aquí a mi lado. En las películas sale bien con menos cosas, así que seguro que a mi me sale perfecto.
Estoy ansiosa, no se cuantas horas llevo mirando hacia la puerta, intentando percibir el mínimo sonido. Pero nada, parece que hoy se esta retrasando, hay esta, estoy escuchando los cerrojos, que raro, no me han dormido. Hay algo raro, y no voy a parar ha comprobarlo.
Vale, que no cunda el pánico, estoy bien, no pasa nada, esto solo es mi imaginación, pero no lo es. Me falta el aire, me voy a desmallar en cualquier momento, he salido si, pero he tenido que volver a entrar y encerrarme con los pocos muebles que había apollandolos en la puerta, y si, tengo al perturbado aquí dentro dormido todavía, no lo he matado, lo he comprobado que respiraba, aunque lleva una mascara de esas de gas.
Resulta que todo era peor de lo que esperaba... Cuando ha descorrido el último cerrojo se había avalanzado sobre la puerta, y yo sin pensarlo le he dado con el ladrillo en la cabeza, dejándolo seco en el acto. Tan contenta de euforia he cogido la mochila, he cerrado la puerta y me he introducido en los pasillos, parecían un laberinto de escombros, hasta que he escuchado gritos y disparos, quería huir de escucharlos, pero lo único que hecho es llegar al centro de todo, me encontrado mirando una escena de sangre, muerte y desolación.
Desde una terraza estaba viendo el patio de la gran casa, con más gente con trajes negros y mascaras como la de el perturbado, y armas enormes disparando a otra gente hasta que he visto que no eran personas, bueno, todavía no tengo claro lo que eran, estoy como en una nube, y pienso que me voy a despertar en cualquier momento, sus cuerpos estaban desgarrados, comiéndose a los de las mascaras del suelo, como si de animales se trataran, habría cientos de ellos. No he parado para contarlos, he vuelto rápidamente aquí, he cogido armas que he visto por el suelo, deseando que me sirvan de algo y que ninguno me haya visto ni me persiga. Esperando que el tipo que tengo delante me ayude a salir de aquí.
El tipo este no despierta, le he observado lo que parece horas, acabo de quitarle la mascara, tiene un pelo negro carbón y los ojos azules, si le he abierto los ojos, si los hubiera tenido de algún color raro lo hecho al pasillo con los bichos esos. Pero por mucho que le he removido no se ha inmutado. He observado su reloj, mirando minuto tras minuto, esperando que todo esto acabe, o yo me despierte, o el se despierte, pero nada, apenas ha pasado una hora, desde aquí no se escucha nada, pero no pienso salir a mirarlo. Tengo miedo, mucho miedo, más que nunca, y no se que hacer.
Este día se me va ha hacer eterno, son las nueve de la tarde, se escuchan como pasos fuera, pero arrastrándose, quiero pensar que no son esas cosas, pero todo indica a que si lo son, los gruñidos no son naturales, estoy con lo que parece una ametralladora apuntando a la puerta, el tipo no se despierta, estoy sola en esto y como tiren la puerta abajo estoy muerta. La están arañando y noto como la empujan, viendo que esta es la última vez que escribo, si alguien me lee, vaya, no tengo ni una frase ingeniosa.
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